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Desafíos y oportunidades de la crisis económico-financiero para los Agronegocios

Por James E. Austin*
Jun 22, 2010, 08:09

Producción de alimentos saludables y diferenciados; preocupación por la sociedad; búsqueda del equilibrio entre alimentos y biocombustibles; atención y acción frente al calentamiento global; incremento de la investigación hacia una nueva revolución biotecnológica; y evitar la concentración del poder con la formación de alianzas y cadenas productivas más cortas y eficaces. Estas son las seis tendencias actuales que el Profesor emérito de Harvard, Dr. James E. Austin considera son desafíos y oportunidades que se presentan simultáneamente, y hay que estudiar, para encontrar las fórmulas de solución más adecuadas y acordes con la cultura, región, agricultura y agroempresas.

Los Desafíos
Los primeros efectos de la crisis financiera-económica se registraron en todo el mundo a mediados de 2007 y se fueron agravando durante todo el 2008. Las causas, todavía son inciertas; sin embargo, es posible afirmar que en primer lugar, la expansión de hipotecas débiles, aunado a los incentivos distorsionados, provocó el colapso de las existencias y valores de bienes raíces en Estados Unidos con repercusiones en toda la cadena financiera.

Los efectos en la economía real fueron varias y se fueron produciendo en cadena; entre ellos, una significativa disminución en la inversión de las empresas, alza en el precio del petróleo de $50 a $140 US Dlls por barril, baja confianza de las empresas y de los consumidores que se mantuvieron a la espera para ver nuevos resultados en el comportamiento de la economía mundial.

Todo esto se tradujo en una disminución significativa de las ventas, provocado por los altos índices de desempleo en Estados Unidos que a su vez, debido a la baja del ingreso familiar, necesariamente se tradujo en una reducción de la confianza del consumidor y disminución de los índices de la demanda y el consumo. En consecuencia, muchas grandes y pequeñas empresas se declararon en bancarrota.

Impactos recíprocos
La depreciación del dólar norteamericano y los bajos niveles de las existencias y valores disponibles, provocaron un aumento en el precio de las mercancías y de los alimentos; incluyendo los insumos agrícolas, situación que se agudizaba por el alto precio del petróleo y los agrocombustibles.

Pocos meses después del estallido de esta crisis que afectó prácticamente a todo el mundo con altos precios de los alimentos, se agudizó la crisis económica, aunada a la baja demanda, situación que finalmente presionó a la economía, con lo cual se generó una disminución en el precio de los alimentos y de los biocombustibles.

Gobiernos y diversas instituciones sabían que había que actuar, que había que controlar y manejar la crisis; entonces, se empezaron a tomar las medidas necesarias para evitar el pánico y se propusieron acciones y soluciones, reconociendo las interdependencias locales y globales. Se identificaron las nuevas oportunidades y siempre se procuró tener presente que las crisis son cíclicas.

Reacciones globales
En general, los gobiernos reaccionaron con medidas defensivas con el objeto de rescatar, reformar y reactivar la economía. En forma especial, los especialistas revisaron las diversas políticas que hasta ese entonces seguían las instituciones bancarias y financieras. Por otra parte, Estados Unidos propuso estímulos fiscales, tasas de interés bajas y soporte sostenido y coordinado.


El alza en el precio del petróleo y de los alimentos, aunado a una disminución en la inversión industrial, fueron algunos de los efectos más severos de la crisis económica-financiera del 2008. (Foto: Plataforma petrolera en el Mar del Norte, Rusia).

Paulatinamente empezaron a surgir señales incipientes de recuperación; aunque, con toda probabilidad más lentos, y los coletazos de la crisis seguirán por un tiempo más; en especial, con altos índices de desempleo.

En la actualidad, los bancos han empezado con un plan de saneamiento, mientras que los consumidores cautelosos han disminuido o han liquidado sus deudas, lo que permite la estabilización del mercado detallista y la reactivación de las empresas manufactureras, que a su vez se traduce en el aumento de la confianza de los empresarios y estabilidad en la producción petrolera.

Perspectiva a corto plazo en el agro
La recesión ha presionado el precio de los productos agrícolas y pecuarios a la baja porque los consumidores cambiaron sus hábitos de consumo; por ejemplo, ahora gastan menos en comidas de restaurantes, cuidan el presupuesto destinado a la compra de alimentos; pero a la vez, procuran mantener la compra de productos alimenticios de calidad.

Perspectiva a mediano plazo
Los precios de los productos cárnicos mantendrán una tendencia al alza, pero las tendencias indican que el consumidor dará preferencia a lácteos y aves de corral. La producción de aceites vegetales seguirá aumentando su producción, aunado a una mayor demanda de granos y semillas oleaginosas.

Se espera que para el 2020 la demanda de granos alcance las 500 millones de toneladas; aunque, desafortunadamente es probable que aumente la población que sufre desnutrición.

Las oportunidades
Más allá de la crisis se observan seis tendencias claves en el sector agroalimentario que pueden ser oportunidades que permitan aumentar la producción de alimentos.

Tendencia 1
Alimentos saludables y diferenciados.- En un futuro no muy lejano habrá una explosión del mercado de productos orgánicos; de tal manera que, la agricultura aumentará su capacidad para desarrollar nuevas tecnologías para cultivos orgánicos; en algunos casos, habrá reconversión de cultivos “a granel” por productos diferenciados tanto en especie, como en calidad y servicio.

Continuará la innovación en productos y servicios del sector de alimentos que respondan a la recesión y a los cambios en los hábitos de consumo.

Los agricultores y procesadores de alimentos tenderán a mejorar y seleccionar las técnicas de producción agrícolas y agroalimentarias que sean más eficientes, con bajos costos de producción y medidas de protección al medio ambiente. Por ejemplo, la tendencia es un aumento de la agricultura especializada y orgánica de frutas y hortalizas para la producción de alimentos con cualidades saludables, incluyendo producción de carne, pescado, aves, condimentos, botanas, pan y cereales, comida preparada y envasada, bebidas, lácteos, frutas y hortalizas procesadas.

En la actualidad, el consumo de carne, pescado y aves abarca el 55.4% del total de alimentos que se consumen en el mundo; le siguen los lácteos con un 23.5%; muy alto en comparación con frutas y hortalizas con tan sólo un 10.9%.

La tendencia de los grandes consorcios agroalimentarios es adquirir e introducir en el mercado marcas orgánicas, a la vez que se realizan alianzas estratégicas con productores y procesadores de alimentos.

Tendencia 2
Preocupación social.- Los productores de alimentos tienden a satisfacer las necesidades y tendencias del consumidor que exige responsabilidad.En respuesta a estatendencia, habrá una revoluciónde la certificación; cuidado del impacto social y producción de alimentos compatibles con el cuidado del medio ambiente. En consecuencia, la fabricación de alimentos tendrá que estar ligada con un sistema de mercados justos y equitativos, con una tendencia a reforzar las alianzas y los convenios con las empresas agroalimentarias productoras y comercializadoras que exigen, como detallistas, certificación de proveedores que lleven a cabo novedosos sistemas de producción, manejo y control de calidad. (Tabla 1).

Tabla 1. Fuente: derivada de 2003 Corporate Social Responsibility Monitor, GlobeScan

Los consumidores tienden a reconocer este esfuerzo a favor de la sociedad y del medio ambiente, por lo que los nuevos sistemas de producción de alimentos serán factores de atracción, y estarán dispuestos a pagar hasta un 10% más por un producto fabricado en condiciones de justicia social y ambientalmente responsable. Un 73% de los consumidores en Estados Unidos está de acuerdo
en que así sea, un 70% del consumidor de Europa, y un 60% del consumidor en México.

Tendencia 3
Biocombustibles.- Existe una enorme interdependencia entre los alimentos y el petróleo con repercusiones económicas y sociales que afectan en forma desigual a los países y grupos de personas. Desde siempre, los granos se habían destinado a la alimentación de los seres humanos, los animales domésticos, consecución de fibra textil y para otros usos, incluyendo los ornamentales; sin embargo, como todos sabemos, desde el 2006 se empezó a registrar un importante incremento del uso de granos y otras plantas para la fabricación de biocombustibles, al grado que en la actualidad el 80% de la producción mundial se destina a los usos comestibles y el 20% para la fabricación de aceites vegetales que a su vez se transformarán en biocombustibles. (Tabla 2) .


Tabla 2

Las variables que determinan los cambios en la producción y el comercio mundial de granos y oleaginosas son fundamentalmente de carácter político y económico. Destaca la política energética con altos subsidios, barreras arancelarias, altos costos de transformación, impacto adverso sobre el precio de los alimentos y efectos ambientales que todavía no se han evaluado en su totalidad.


Agricultura Orgánica

Por fortuna, los investigadores están desarrollando nuevos procesos para la producción de biocombustibles de segunda generación; por ejemplo, la producción de etanol de celulosa que se fabrica con remanentes agrícolas y aprovechamiento de algas marinas y otras materias primas que no compiten en tierra y agua con los alimentos. Para acelerar el cambio y lograr éxito en esta segunda generación es necesario incrementar la investigación y el desarrollo. (Tabla 3).


Tabla 3. Uso de aceites vegetales.

Tendencia 4
Calentamiento global.- La agricultura (y ganadería) contribuye a la generación de gases invernadero, lo que aunado a los altos índices de deforestación, contribuye al desequilibrio climático. Los países que mayor número de hectáreas de bosques y selvas están destruyendo año con año son: Brasil, Indonesia, Sudán, Myanmar y México. La deforestación es una barbaridad -México registra cerca de 500,000 hectáreas por año- e implica pérdida de biodiversidad, problemas de erosión y salinidad de tierras, desnutrición, empobrecimiento de la población y migración.

La erosión significa pérdida de la producción agrícola, reducción pluvial, sedimentación y destrucción del hábitat de muchas especies vegetales y animales. El ‘talón de Aquiles’ de la erosión es la escasez de agua. La agricultura utiliza el 75% del agua dulce disponible en la Tierra y compite con el uso de una población en constante crecimiento y urbanización. En 2009 un tercio de la población
mundial vive en países con severa carencia de agua y se pronostica que para el 2025 el problema se agudizará. México en 2007 dispone de 4312 metros cúbicos de agua anuales por habitante; pero, se calcula que para el 2030 la disponibilidad disminuirá a 3783 metros.

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación tiene varios programas en todo el mundo para promover acciones para prevenir y remediar los efectos de la erosión, desertificación y salinización de tierras. Las principales acciones que se están llevando a cabo para la remediación agroforestal se centran principalmente en el tratamiento necesario para fijar carbono y nitrógeno en el suelo y aumentar la retención de tierra y agua. Tiene que haber cambios en los cultivos y cambios en la tecnología a fin de incrementar la cantidad de carbono del suelo y aumentar la captura de agua que tiene que tener una combinación de infraestructura grande y pequeña. Es necesario hacer uso más eficiente del agua en toda la cadena; construir biodigestores, sistemas de reciclaje de aguas residuales, de recuperación de agua de lluvia y de pérdida de agua por fugas o evaporación solar.

Tendencia 5
La revolución biotecnológica.- Desde hace varios años los investigadores realizan el mapeo del genoma ADN en el mundo, aunado a un gran desarrollo de la biotecnología y la informática, de tal manera que si hace diez años ya se habían registrado 5,000 patentes de ADN en la actualidad existen cerca de medio millón de patentes.

El desarrollo de la biotecnología ha dado como resultado una redefinición de lo que es la agroindustria y cómo debe ser más eficiente. La tendencia indica que la fusión de agroempresas es el método más adecuado y puede ser la fusión de organizaciones con diferentes actividades, por ejemplo, farmacéuticas, biotecnológicas, cosméticas, informáticas, comercializadoras y productoras de alimentos. Las perspectivas de la biotecnología agrícola con maíz transgénico son muy alentadoras. Este mismo año se descubrió el gen del maíz que le hace tolerante a las sequías y se está trabajando para producir maíz con anticuerpos monoclonales que protegen a los organismos contra la proliferación de células cancerosas.


Erosión significa: pérdida de producción, reducción pluvial, destrucción del hábitat y sedimentación. La foto muestra pérdida casi total de suelo fértil y dos expertos alemanes que están llevando a cabo acciones de biorremediación con secuestración de carbono, fijación de nitrógeno y retención de tierra/agua. (Foto: www.geo.fu.berlin)

Tendencia 6
Concentración.- Para que las oportunidades sean en beneficio del mayor número de personas posible; es necesario, que gobiernos y organizaciones involucradas en la producción de alimentos trabajen para equilibrar fuerzas y evitar la concentración de grandes capitales en cada eslabón de la cadena. Es necesario por tanto, la integración y la coordinación vertical por contrato, y en forma paralela, fomentar la organización y la coordinación horizontal a fin de facilitar la formación de ‘clusters’ competitivos y cadenas de producción más cortas y eficaces. Sin embargo, todo este sistema de organización no sería posible sin la investigación y la capacitación continua y estrategias socialmente posibles.

En conclusión, la tendencia imperativa se resume en estas ideas:
1. Claridad de objetivos.
2. Conexión con la gente y con los objetivos.
3. Congruencia con la misión, la estrategia y los valores.
4. Comunicación con los socios.
5. Compromiso con la alianza.

*Dr. James A. Austin.- Profesor emérito de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachussets. Desde 1972 es profesor-investigador en la Escuela de Administración de Negocios en Harvard. Autor de más de veinte libros especializados en diferentes áreas, como empresa y sector social, organizaciones no lucrativas, administración empresarial en países en vías de desarrollo, agronegocios, ética en los negocios, negocios internacionales, relación de la empresa con el gobierno, mercadotecnia, políticas en producción de alimentos y nutrición; entre otros temas.

- Conferencia magistral dictada durante el Foro Global Agroalimentario. “Reinventando al sector agroalimentario: respuesta a la crisis global”. Consejo Nacional Agropecuario. Ciudad de México, 16 Septiembre 2009.

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