En su casa de Texas, el pasado 12
de septiembre falleció a los 95 años
el Dr. Normam Ernest Borlaug,
padre de la ‘revolución verde’ y la
agricultura moderna, resultado de
las investigaciones que realizó en
México y que rindieron sus frutos
en todo el mundo, liberándolo de
graves hambrunas, lo que le valió
ganar el Premio Nobel 1970.
Convencido de que “no habrá paz en el mundo con los
estómagos vacíos”, Norman Borlaug, doctor en Patología
Vegetal, realizó importantes innovaciones en el campo de
las semillas híbridas y defendió la investigación como único
medio para reforzar la producción de alimentos.
Durante toda la pasada década luchó en defensa de la
biotecnología agrícola, alternativa real y muy eficiente para
combatir el hambre, así como en proyectos para aliviar la
pobreza. Comenzó la investigación en productos fitosanitarios
en su época universitaria, pero no fue sino hasta 1944
ya en México, donde inició su trabajo con el desarrollo de
híbridos del trigo y del maíz.
Entre 1964 y 1982 dirigió en México el Centro Internacional
de Mejora del Maíz y el Trigo (CIMMYT), donde gracias a
sus descubrimientos se logró crear varias especies capaces
de multiplicar la producción de cereales hasta hacer
autosuficiente a un país hambriento.
Conocido por sus logros como el ‘cerebro de la revolución
verde’, los países que aplicaron su teoría en los años posteriores
a 1975 consiguieron buenas cosechas, y naciones
tan extensas como la India, Pakistán, Bangladesh y Turquía
incrementaron aproximadamente en un 250% los rendimientos
por hectárea.
En 1975, el científico declaraba: “Hay que dar a la agricultura
y la ganadería prioridad de inversión sobre todos los
demás sectores. Si hay cooperación mundial, la humanidad
no pasará hambre”. (Fuente: El País).