Producción de alimentos saludables y diferenciados; preocupación por la sociedad; búsqueda del equilibrio
entre alimentos y biocombustibles; atención y acción frente al calentamiento global; incremento de la
investigación hacia una nueva revolución biotecnológica; y evitar la concentración del poder con la formación
de alianzas y cadenas productivas más cortas y eficaces. Estas son las seis tendencias actuales que el
Profesor emérito de Harvard, Dr. James E. Austin considera son desafíos y oportunidades que se presentan
simultáneamente, y hay que estudiar, para encontrar las fórmulas de solución más adecuadas y acordes
con la cultura, región, agricultura y agroempresas.
Los Desafíos
Los primeros efectos de la crisis financiera-económica
se registraron en todo el mundo a mediados de 2007 y
se fueron agravando durante todo el 2008. Las causas,
todavía son inciertas; sin embargo, es posible afirmar que
en primer lugar, la expansión de hipotecas débiles, aunado
a los incentivos distorsionados, provocó el colapso de las
existencias y valores de bienes raíces en Estados Unidos
con repercusiones en toda la cadena financiera.
Los efectos en la economía real fueron varias y se fueron
produciendo en cadena; entre ellos, una significativa
disminución en la inversión de las empresas, alza en el
precio del petróleo de $50 a $140 US Dlls por barril, baja
confianza de las empresas y de los consumidores que se
mantuvieron a la espera para ver nuevos resultados en
el comportamiento de la economía mundial.
Todo esto se tradujo en una disminución significativa de
las ventas, provocado por los altos índices de desempleo
en Estados Unidos que a su vez, debido a la baja del
ingreso familiar, necesariamente se tradujo en una reducción
de la confianza del consumidor y disminución de los
índices de la demanda y el consumo. En consecuencia,
muchas grandes y pequeñas empresas se declararon
en bancarrota.
Impactos recíprocos
La depreciación del dólar norteamericano y los bajos
niveles de las existencias y valores disponibles, provocaron
un aumento en el precio de las mercancías y de los
alimentos; incluyendo los insumos agrícolas, situación
que se agudizaba por el alto precio del petróleo y los
agrocombustibles.
Pocos meses después del estallido de esta crisis que
afectó prácticamente a todo el mundo con altos precios
de los alimentos, se agudizó la crisis económica, aunada
a la baja demanda, situación que finalmente presionó a
la economía, con lo cual se generó una disminución en el
precio de los alimentos y de los biocombustibles.
Gobiernos y diversas instituciones sabían que había que
actuar, que había que controlar y manejar la crisis; entonces,
se empezaron a tomar las medidas necesarias para
evitar el pánico y se propusieron acciones y soluciones,
reconociendo las interdependencias locales y globales.
Se identificaron las nuevas oportunidades y siempre se
procuró tener presente que las crisis son cíclicas.
Reacciones globales
En general, los gobiernos reaccionaron con medidas defensivas
con el objeto de rescatar, reformar y reactivar la
economía. En forma especial, los especialistas revisaron
las diversas políticas que hasta ese entonces seguían las
instituciones bancarias y financieras. Por otra parte, Estados
Unidos propuso estímulos fiscales, tasas de interés
bajas y soporte sostenido y coordinado.
El alza en el precio del petróleo y de los alimentos, aunado a una disminución
en la inversión industrial, fueron algunos de los efectos más
severos de la crisis económica-financiera del 2008. (Foto: Plataforma
petrolera en el Mar del Norte, Rusia).
Paulatinamente empezaron a surgir señales incipientes de
recuperación; aunque, con toda probabilidad más lentos,
y los coletazos de la crisis seguirán por un tiempo más;
en especial, con altos índices de desempleo.
En la actualidad, los bancos han empezado con un plan
de saneamiento, mientras que los consumidores cautelosos
han disminuido o han liquidado sus deudas, lo que
permite la estabilización del mercado detallista y la reactivación
de las empresas manufactureras, que a su vez se
traduce en el aumento de la confianza de los empresarios
y estabilidad en la producción petrolera.
Perspectiva a corto plazo en el agro
La recesión ha presionado el precio de los productos
agrícolas y pecuarios a la baja porque los consumidores
cambiaron sus hábitos de consumo; por ejemplo, ahora
gastan menos en comidas de restaurantes, cuidan el presupuesto destinado a la compra de alimentos; pero
a la vez, procuran mantener la compra de productos
alimenticios de calidad.
Perspectiva a mediano plazo
Los precios de los productos cárnicos mantendrán una
tendencia al alza, pero las tendencias indican que el consumidor
dará preferencia a lácteos y aves de corral. La
producción de aceites vegetales seguirá aumentando su
producción, aunado a una mayor demanda de granos y
semillas oleaginosas.
Se espera que para el 2020 la demanda de granos alcance
las 500 millones de toneladas; aunque, desafortunadamente
es probable que aumente la población que sufre
desnutrición.
Las oportunidades
Más allá de la crisis se observan seis tendencias claves en
el sector agroalimentario que pueden ser oportunidades
que permitan aumentar la producción de alimentos.
Tendencia 1
Alimentos saludables y diferenciados.- En un futuro no
muy lejano habrá una explosión del mercado de productos
orgánicos; de tal manera que, la agricultura aumentará
su capacidad para desarrollar nuevas tecnologías para
cultivos orgánicos; en algunos casos, habrá reconversión
de cultivos “a granel” por productos diferenciados tanto
en especie, como en calidad y servicio.
Continuará la innovación en productos y servicios del
sector de alimentos que respondan a la recesión y a los
cambios en los hábitos de consumo.
Los agricultores y procesadores de alimentos tenderán
a mejorar y seleccionar las técnicas de producción agrícolas
y agroalimentarias que sean más eficientes, con
bajos costos de producción y medidas de protección
al medio ambiente. Por ejemplo, la tendencia es un
aumento de la agricultura especializada y orgánica de
frutas y hortalizas para la producción de alimentos con
cualidades saludables, incluyendo producción de carne,
pescado, aves, condimentos, botanas, pan y cereales,
comida preparada y envasada, bebidas, lácteos, frutas y
hortalizas procesadas.
En la actualidad, el consumo de carne, pescado y aves
abarca el 55.4% del total de alimentos que se consumen
en el mundo; le siguen los lácteos con un 23.5%; muy
alto en comparación con frutas y hortalizas con tan sólo
un 10.9%.
La tendencia de los grandes consorcios agroalimentarios
es adquirir e introducir en el mercado marcas orgánicas,
a la vez que se realizan alianzas estratégicas con productores
y procesadores de alimentos.
Tendencia 2
Preocupación social.-
Los productores de
alimentos tienden a
satisfacer las necesidades
y tendencias del
consumidor que exige
responsabilidad.En
respuesta a estatendencia,
habrá una revoluciónde la certificación; cuidado
del impacto social y producción de alimentos compatibles
con el cuidado del medio ambiente. En consecuencia,
la fabricación de alimentos tendrá que estar ligada con
un sistema de mercados justos y equitativos, con una
tendencia a reforzar las alianzas y los convenios con las
empresas agroalimentarias productoras y comercializadoras
que exigen, como detallistas, certificación de
proveedores que lleven a cabo novedosos sistemas de
producción, manejo y control de calidad. (Tabla 1).
Tabla 1. Fuente: derivada de 2003 Corporate
Social Responsibility Monitor, GlobeScan
Los consumidores tienden a reconocer este esfuerzo a
favor de la sociedad y del medio ambiente, por lo que
los nuevos sistemas de producción de alimentos serán
factores de atracción, y estarán dispuestos a pagar hasta
un 10% más por un producto fabricado en condiciones
de justicia social y ambientalmente responsable. Un 73%
de los consumidores en Estados Unidos está de acuerdo
en que así sea, un 70% del consumidor de Europa, y un
60% del consumidor en México.
Tendencia 3
Biocombustibles.- Existe una enorme interdependencia
entre los alimentos y el petróleo con repercusiones económicas
y sociales que afectan en forma desigual a los
países y grupos de personas. Desde siempre, los granos
se habían destinado a la alimentación de los seres humanos,
los animales domésticos, consecución de fibra textil
y para otros usos, incluyendo los ornamentales; sin embargo,
como todos sabemos, desde el 2006 se empezó
a registrar un importante incremento del uso de granos
y otras plantas para la fabricación de biocombustibles,
al grado que en la actualidad el 80% de la producción
mundial se destina a los usos comestibles y el 20%
para la fabricación de aceites vegetales que a su vez se
transformarán en biocombustibles. (Tabla 2) .
Tabla 2
Las variables que determinan los cambios en la producción
y el comercio mundial de granos y oleaginosas son
fundamentalmente de carácter político y económico.
Destaca la política energética con altos subsidios, barreras
arancelarias, altos costos de transformación, impacto adverso
sobre el precio de los alimentos y efectos ambientales
que todavía no se han evaluado en su totalidad.
Agricultura Orgánica
Por fortuna, los investigadores están desarrollando nuevos
procesos para la producción de biocombustibles de
segunda generación; por ejemplo, la producción de etanol
de celulosa que se fabrica con remanentes agrícolas y
aprovechamiento de algas marinas y otras materias primas
que no compiten en tierra y agua con los alimentos.
Para acelerar el cambio y lograr éxito en esta segunda
generación es necesario incrementar la investigación y
el desarrollo. (Tabla 3).
Tabla 3. Uso de aceites vegetales.
Tendencia 4
Calentamiento global.- La agricultura (y ganadería) contribuye
a la generación de gases invernadero, lo que
aunado a los altos índices de deforestación, contribuye
al desequilibrio climático. Los países que mayor número
de hectáreas de bosques y selvas están destruyendo año
con año son: Brasil, Indonesia, Sudán, Myanmar y México.
La deforestación es una barbaridad -México registra
cerca de 500,000 hectáreas por año- e implica pérdida
de biodiversidad, problemas de erosión y salinidad de
tierras, desnutrición, empobrecimiento de la población
y migración.
La erosión significa pérdida de la producción agrícola,
reducción pluvial, sedimentación y destrucción del hábitat
de muchas especies vegetales y animales. El ‘talón de
Aquiles’ de la erosión es la escasez de agua. La agricultura
utiliza el 75% del agua dulce disponible en la Tierra y
compite con el uso de una población en constante crecimiento
y urbanización. En 2009 un tercio de la población
mundial vive en países con severa carencia de agua y se
pronostica que para el 2025 el problema se agudizará.
México en 2007 dispone de 4312 metros cúbicos de agua
anuales por habitante; pero, se calcula que para el 2030
la disponibilidad disminuirá a 3783 metros.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertificación tiene varios programas en todo el mundo
para promover acciones para prevenir y remediar los efectos
de la erosión, desertificación y salinización de tierras.
Las principales acciones que se están llevando a cabo para
la remediación agroforestal se centran principalmente en
el tratamiento necesario para fijar carbono y nitrógeno en
el suelo y aumentar la retención de tierra y agua. Tiene
que haber cambios en los cultivos y cambios en la tecnología
a fin de incrementar la cantidad de carbono del
suelo y aumentar la captura de agua que tiene que tener
una combinación de infraestructura grande y pequeña.
Es necesario hacer uso más eficiente del agua en toda la
cadena; construir biodigestores, sistemas de reciclaje de
aguas residuales, de recuperación de agua de lluvia y de
pérdida de agua por fugas o evaporación solar.
Tendencia 5
La revolución biotecnológica.- Desde hace varios años los
investigadores realizan el mapeo del genoma ADN en el
mundo, aunado a un gran desarrollo de la biotecnología y
la informática, de tal manera que si hace diez años ya se
habían registrado 5,000 patentes de ADN en la actualidad
existen cerca de medio millón de patentes.
El desarrollo de la biotecnología ha dado como resultado
una redefinición de lo que es la agroindustria y cómo
debe ser más eficiente. La tendencia indica que la fusión
de agroempresas es el método más adecuado y puede
ser la fusión de organizaciones con diferentes actividades,
por ejemplo, farmacéuticas, biotecnológicas, cosméticas,
informáticas, comercializadoras y productoras
de alimentos. Las perspectivas de la biotecnología agrícola
con maíz transgénico son muy alentadoras. Este mismo
año se descubrió el gen del maíz que le hace tolerante a
las sequías y se está trabajando para producir maíz con anticuerpos monoclonales que protegen a los organismos
contra la proliferación de células cancerosas.
Erosión significa: pérdida de producción, reducción pluvial, destrucción
del hábitat y sedimentación. La foto muestra pérdida casi total de suelo
fértil y dos expertos alemanes que están llevando a cabo acciones de
biorremediación con secuestración de carbono, fijación de nitrógeno y
retención de tierra/agua. (Foto: www.geo.fu.berlin)
Tendencia 6
Concentración.- Para que las oportunidades sean en
beneficio del mayor número de personas posible; es
necesario, que gobiernos y organizaciones involucradas
en la producción de alimentos trabajen para equilibrar
fuerzas y evitar la concentración de grandes capitales
en cada eslabón de la cadena. Es necesario por tanto, la
integración y la coordinación vertical por contrato, y en
forma paralela, fomentar la organización y la coordinación
horizontal a fin de facilitar la formación de ‘clusters’ competitivos
y cadenas de producción más cortas y eficaces.
Sin embargo, todo este sistema de organización no sería
posible sin la investigación y la capacitación continua y
estrategias socialmente posibles.
En conclusión, la tendencia imperativa se resume en
estas ideas:
1. Claridad de objetivos.
2. Conexión con la gente y con los objetivos.
3. Congruencia con la misión, la estrategia y los valores.
4. Comunicación con los socios.
5. Compromiso con la alianza.
*Dr. James A. Austin.- Profesor emérito de la Universidad de Harvard,
Cambridge, Massachussets. Desde 1972 es profesor-investigador en la
Escuela de Administración de Negocios en Harvard. Autor de más de veinte
libros especializados en diferentes áreas, como empresa y sector social,
organizaciones no lucrativas, administración empresarial en países en vías
de desarrollo, agronegocios, ética en los negocios, negocios internacionales,
relación de la empresa con el gobierno, mercadotecnia, políticas en
producción de alimentos y nutrición; entre otros temas.
- Conferencia magistral dictada durante el Foro Global Agroalimentario.
“Reinventando al sector agroalimentario: respuesta a la crisis global”. Consejo
Nacional Agropecuario. Ciudad de México, 16 Septiembre 2009.