El informe “Oportunidades para lograr la conservación
de la biodiversidad por medio de REDD (Opportunities
for achieving biodiversity conservtion through REDD)
propuesto en la Cumbre 2009 en Copenhague sobre el
Calentamiento Global y decisiones para disminuir las consecuencias,
parece tener éxito en cuanto a que muchos
son los países dispuestos a invertir recursos y trabajo para
la conservación forestal.
La Dra. Celia Harvey, vicepresidenta de Cambio Global y
Servicios del Ecosistema y coautora del informe dijo que
“La prioridad del financiamiento de REDD+ debe ser, por
supuesto, la reducción de emisiones ocasionadas por la
deforestación y la degradación forestal, pero REDD+ ofrece
muchos otros beneficios; en especial, la conservación
de la biodiversidad.
“Lo más importante es que, mientras más bosques protejamos,
especialmente los bosques primarios antiguos,
mejores serán los resultados tanto para el cambio climático como para la conservación”, señaló Cyril Kormos,
vicepresidente para políticas de la Fundación Wild. “Pero
la forma en que el programa REDD+ sea implementado
será crítica porque es esencial que no se permita la conversión
de los bosques naturales en plantaciones y debe
beneficiar a las comunidades locales, los grupos indígenas
y respetar sus derechos”.
REDD+ (Reducción de Emisiones generadas por la Deforestación
y la Degradación Forestal “más” la conservación,
la gestión sustentable de los bosques y la mejora del carbono
forestal) aspira a ofrecer compensación para detener la
deforestación y la degradación de los bosques naturales y
aumentar su recuperación y conservación permanente. Las
estrategias y actividades de REDD+ tienen un gran potencial
para contribuir con las metas ambientales, económicas
y sociales más allá del almacenamiento de carbono.
Este enfoque concuerda con la meta de la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
de alcanzar al mismo tiempo que se contribuye al desarrollo
sustentable, y con otras Metas de desarrollo del milenio
que los países han adoptado.
(Fuente: Conservation International. Washington, D.C.)