La Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático que se llevó a cabo en Copenhague el pasado diciembre
de 2009, acumuló más dudas que propuestas concretas tendientes a mitigar los efectos que ha provocado la
enorme cantidad de bióxido de carbono que emite el ser humano a partir de la quema de combustibles fósiles y otras
actividades, como la ganadería, la agricultura y la destrucción, tala y quema de bosques y selvas.
Entre las conclusiones de la Cumbre, sobresale el acuerdo unánime de las naciones participantes para reducir al máximo
la emisión de gases invernadero, aún cuando en muchos casos, implica también reducción del crecimiento de la
economía y el desarrollo industrial.
Los científicos han demostrado que es necesario evitar el ascenso de la temperatura mundial en 2°C, a fin de mantenerla
en niveles semejantes a la era pre-industrial. Para lograr esta meta, los países desarrollados han prometido brindar ayuda
económica a los países más necesitados durante los próximos tres años; ayuda que irá aumentando paulatinamente
año con año, hasta el 2020. Estos recursos se destinarán para establecer medidas tendientes a reducir la emisión de
gases invernadero; también para la implementación de nuevas tecnologías agrícolas y de producción de alimentos,
así como para la conservación, restauración de áreas naturales protegidas y evitar la destrucción de bosques y selvas,
incluyendo el cuidado de los recursos hídricos.
No obstante estas buenas intenciones, los peligros ya están a la vuelta de la esquina. Por ello, es urgente que el mundo
entero, cada país, cada región y cada sector de la sociedad trate de encontrar la mejor respuesta posible para resolver
las incógnitas con acciones prácticas y sustentables y establecer un equilibrio entre la producción agrícola para la alimentación
y de biocombustibles. ¿Cómo? ¿Es necesario abrir más tierras agrícolas a costa de bosques y selvas? ¿Es
necesario utilizar más fertilizantes provenientes del petróleo? ¿Qué tipo de cultivos son los más convenientes para
cada región y que cubra las necesidades alimenticias y económicas de la población? ¿Los países en vías de desarrollo
dependerán de los biocombustibles que estén fabricando los países desarrollados?
Es evidente que Estados Unidos, Europa, China y Japón, por ser los principales contaminantes, tienen que disminuir
drásticamente la emisión de gases invernadero, porque de esta forma, los países en vías de desarrollo seguirán el
modelo con un compromiso ineludible. El Presidente Obama afirmó que la Cumbre de Copenhague es el ‘punto de
partida’ y que se necesita trabajar mucho, antes de llegar a la próxima cumbre anual de las Naciones Unidas que se
llevará a cabo el próximo noviembre en Cancún.
Mientras tanto, la industria de biocomustibles tomará parte en la reducción de las emisiones y las naciones tendrán
que incrementar la investigación para acelerar la tecnología, evaluar y fabricar combustibles ‘más verdes’ a partir de
fuentes renovables y sin detrimento de la producción de alimentos.
LIC. ENRIQUE GARCÍA GÁMEZ
PRESIDENTE