A partir de las desventajas que tienen los biocombustibles,
varios investigadores han logrado utilizar
y modificar una bacteria que puede transformar las
plantas en materia prima para convertirlas a su vez
en biomasa y fabricar directamente diesel en forma
más limpia en comparación con los métodos que se
utilizan actualmente. Más allá de estos adelantos científicos,
los biocombustibles y el etanol tienen varias
limitaciones; entre éstas, el transporte que es mucho
más difícil y más caro que el del petróleo, y porque
los biocombustibles se fabrican a partir de cultivos
como el maíz, soya y caña de azúcar, colocando a
los vehículos en competencia con el suministro de
alimentos tan necesario para paliar el hambre. Investigadores
de la Universidad de California, Berkeley,
y una firma especializada en biotecnología LS9 con
sede en San Francisco, California, han anunciado el
descubrimiento y el potencial que tiene esta bacteria
para solucionar la producción de biocombustibles. La
modificación de la bacteria Escherichia coli puede
producir biodiesel directamente a partir de azúcares
o hemicelulosa, un componente de la fibra de las
plantas. El método puede perfeccionarse para producir
químicos de gran valor agregado, incluyendo moléculas
que pueden mimetizarse con el petróleo estándar,
y la investigación puede expandirse para trabajar en
la producción de materiales de celulosa, afirmaron
los investigadores. El trabajo destaca el potencial y la
eficiencia en el costo económico para transformar los
pastos o los desechos de los cultivos directamente
en combustibles, llenando tanques de gas sin que
los precios mundiales de los alimentos sufran un
proceso de competencia y especulación frente a los
combustibles, o se incremente la deforestación en
busca de más extensión para el cultivo de plantas para
combustibles. No obstante, el proceso va más allá de
mitigar los efectos de la emisión de gases de invernadero
a partir de la fabricación de etanol con maíz, y producir combustibles de gran potencial energético
que pueden ser intercambiables con el petróleo tal
como se utiliza hasta la fecha. El siguiente paso es
mejorar los procesos para adaptarlos a la elaboración
de celulosa, que se fabrica con una enorme cantidad
de plantas, incluyendo las silvestres y los sobrantes de
cultivos que se utilizan para alimentos. (Jeff Tollefson.
Nature 463, 409: 2010).
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