Tecnología

La canola y el uso sustentable del agua subterránea en México


Por Raquel Fernandez
Oct 31, 2007, 11:45

 

Más del 80% del agua dulce disponible en el país se utiliza para riego agrícola (40% de fuentes subterráneas), problema que puede agravarse como consecuencia del calentamiento global, ya que los expertos pronostican que en 20 años, los desiertos mexicanos se habrán extendido, habrá más inundaciones en el sureste y aumento en los niveles del mar:

El panorama anterior, por principio nada halagüeño, obliga a realizar cambios importantes en los sistemas de cultivo y proponer estrategias prácticas para cuidar el agua, fundamento de la vida y la civilización. De siempre, el agua y la agricultura han caminado de la mano, y para adaptarse a las circunstancias ambientales, comerciales, de aumento a la población, con talento y trabajo, se ha experimentado con cientos de alternativas que pueden proporcionar que pueden proporcionar las ventajas requeridas; pero tan solo unas cuantas han tenido éxito. En los últimos años, la hidroponía, el invernadero, el ferti-riego, riego por goteo, riego por aspersión y reconversión de cultivos, quizá son los sistemas agrícolas que proporcionan más ventajas por el ahorro de agua, rendimiento, valor agregado, más amplio y diverso uso en la agroindustria como es el caso de las oleaginosas.

La canola es uno de los cultivos más propicios y con mayores ventajas para los agricultores de los valles altos de México; la región donde se genera la mayor parte del PIB (Producto interno bruto) y se concentra la mayor parte de la población; ya que, en comparación con maíz y trigo, tiene pocos requerimientos de agua, capacidad de regenerar el suelo y permite el desarrollo de actividades paralelas, como es el complejo canola-miel de abeja.

¿Como puede ayudar la canola a disminuir el problema de la sobre-explotación del agua?

En el sistema reconversión de cultivos, como es el caso de la canola, el binomio agua-agricultura empieza con la visión que se tiene de la tierra y sus recursos, pero también del rendimiento, producción y ventajas económicas. Así que, para empezar, es necesario cambiar la pregunta: "¿Cuantas hectáreas se van a regar?" por: "¿Cuanta agua se va a extraer del pozo?"

Al calcular el agua para el riego de determinadas hectáreas y para ciertos cultivos, suele pensarse que el agua es un recurso renovable y, hasta cierto punto, inagotable, por lo que el desperdicio suele ser enorme. En cambio, al calcular la capacidad del pozo y cuánta agua es la que se requiere para el riego, necesariamente se tiene cuidado de ahorrar y utilizar sólo y exclusivamente agua en el sitio y época que se necesita. Además, la siembra se determina de acuerdo con los pronósticos meteorológicos con objeto de aprovechar al máximo la lluvia, y recuperar la que sea posible.

El Lic. Espinosa Ramírez, Gerente especializado del Fideicomiso de Riego Compartido expuso la situación que guardan los recursos acuíferos subterráneos del país, que debe preocupar a las autoridades, industriales y agricultores, ya que se estima que de los 258 principales sistemas acuíferos subterráneos de México, 100 están sobre-explotados, en su mayoría situados en las regiones noroeste, norte y centro del país.

Es prácticamente imposible producir una buena agricultura con inútiles desperdicios como el agua. La historia demuestra que todas las grandes civilizaciones; ya sea la Egipcia, la Mesoamericana, o la gran civilización Norteamericana de la era moderna; todas sin excepción, han logrado excedentes agrícolas, gracias a nuevas tecnologías, pero fundamentalmente al uso eficiente del agua.

En consecuencia, con una deficiente agricultura es prácticamente imposible pensar en seguridad alimentario-señaló Espinosa-y, para disminuir la dependencia del extranjero, el gobierno tiene que reorientar los subsidios. Es correcto que estén en función de las necesidades, de los propósitos nacionales o con un sentido social; sin embargo, deberá observarse que los subsidios como el agua gratuita y la electricidad barata no se transformen en tan sólo un paliativo para caer en los bajos rendimientos agrícolas. Especial énfasis debe hacerse en el cuidado, conservación y optimización del agua que, por principio, debe regular el mercado y los derechos del agua de los centros agrícolas hacia las grandes empresas agroindustriales o hacia los centros urbanos. De no cambiar el régimen y control eficiente del uso del agua, la agricultura, el agricultor y el industrial están dentro de un círculo vicioso que a todos nos cuesta y aleja de la sustentabilidad. ¿Hasta cuando?

Urgente racionalizar el agua

Muchos son los acuíferos subterráneos que ya no tienen capacidad de recarga y si bien están, sólo el 40% se repone con las lluvias. Las consecuencias más comunes de la sobre-explotación son muchas; en especial, impactos en el régimen hidrogeológico, la calidad del agua y la estabilidad del subsuelo. En la agricultura se imponen límites y elevados costos al desarrollo económico y al bienestar social en grandes regiones que albergan importantes núcleos urbanos.

Se dice que México pierde competitividad, empezando por el campo, y sin duda alguna, esta es una de las razones de la baja competitividad en todas las actividades productivas.

Cada vez hay mayor necesidad de perforar pozos a profundidades mayores, lo que implica mayores inversiones y mayores costos de operación que repercuten en la competitividad de los cultivos.

La continua extracción y sobre-explotación de pozos subterráneos provoca asentamientos, compactación de terreno y en consecuencia, daños en las construcciones.

Uno de los problemas más graves de la sobre-explotación es la presencia de aguas salinas y salinización en terrenos costeros, como es el caso de Hermosillo, lo que ha significado el abandono de importantes áreas agrícolas y una severa reducción de la vida útil del acuífero.

Evidentemente, la sobre-explotación de acuíferos subterráneos, que se justifica con diversos argumentos, entre los que predomina la necesidad de extraer agua de los pozos por que es necesaria para el riego agrícola. Y la extracción se justifica y se hace aún sin los permisos requeridos. Hay sobre-explotación por exceso de concesiones para abrir pozos y también debido al rezago tecnológico. Todo lo anterior tiene consecuencias negativas para la agricultura porque encarece los costos de la producción agrícola y; para colmo tan sólo en algunos casos se tienen buenos rendimientos.

De no cambiar los patrones agrícola, pronto se intensificará el problema de la erosión, salinidad de suelos y desertificación, lo que aunado a las evidencias del calentamiento global, puede agravar las condiciones agrícolas y de seguridad alimentaria en nuestro país durante los próximos 20 años.

En la región lagunera, no sólo se han detectado aguas salitrosas, sino también presencia de metales pesados que constituyen un grave peligro para la población y para los animales silvestres y domésticos. En algunos casos ya existe control; sin embargo, en otros, hay indicios de contaminación irreversible.

Modificar el patrón de cultivos

Ventajas del cultivo de canola en los valles altos de México (ver cuadro)

El Lic. Espinosa reiteró que uno de los métodos de rentabilidad y sustentabilidad en la agricultura actual es medir la cantidad de metros cúbicos de agua (hectómetros) que requiere un cultivo y realizar comparativos de cultivos tradicionales, por ejemplo, trigo y cebada, con otros más rentables; en este caso, con la canola en Guanajuato, bajo condiciones de riego en el ciclo 2000-2001.

México necesita un programa de reconversión dinámico, que ponga a las oleaginosas en el lugar que merece... ¡Más no para biodiesel, sino para alimentos!- subrayó el Lic. Espinosa, y recomendó concertar un programa de introducción al cultivo; valorar el papel de la canola en un proyecto integral, utilizar apoyos públicos, segur los lineamientos de la agricultura por contrato con un modelo específico y establecer compromisos a largo plazo en función de la nación y no de las personas.


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