El biodiesel es una gran industria y sigue expandiéndose, pero una
nueva pregunta de agrega a la competencia que ha surgido entre estas dos formas
alternas de generar energía; ¿es mejor el biodiesel que el diesel
derivado del petróleo, en términos de calentamiento global?
La industria del biodiesel está creciendo al aumentar cada vez más
su capacidad de producción, gracias en buena medida a los subsidios
que recibe; incentivos fiscales para los distribuidores y exenciones para los
agricultores. Con ello, la producción mundial de biodiesel se incrementó;
de 300 mil toneladas en 1995 a casi 7 millones de toneladas en 2006 con una
tasa de crecimiento anual del 33%.
A este ritmo en los próximos diez años, la producción
mundial de biodiesel se multiplicará por diez, lo que seguramente lo
convertirá en el producto químico de mayor y más rápido
crecimiento en el mundo.
Irónicamente, la expansión del biodiesel se da un siglo después
de lo originalmente planeado. Cuando el inventor RUDOLF DIESEL presentó el
motor que lleva su nombre en la Feria Mundial de Paris, en 1890, éste
funcionaba con aceite de cacahuate. Aunque Diesel no definió su máquina
como un motor de aceite de cacahuate, su intención sí era que
sus motores funcionaran con aceites vegetales, materias primas que están
a sólo un paso de distancia del biodiesel. A pesar de las intenciones
de Diesel, fueron los derivados del petróleo los que finalmente dominaron
el mercado de combustibles para motores y por una muy buena razón: aún
hoy, con un precio de $60 dólares el barril de petróleo crudo,
sigue costando menos.
Esta verdad incómoda e inconveniente no ha limitado decisión
de los gobiernos de varios países del mundo de impulsar la producción
y la utilización de biodieseles; de hecho, parece más bien que
los incentiva a hacerlo. Por ejemplo, en Enero de 2007, la Comisión
Europea propuso que para el año 2020, la participación de los
biocombustibles del total de los combustibles empleados para transportación,
sea de 10%. Esta decisión ajusta el nivel establecido en 2003 por la
Ley de Biocombustibles de la Unión Europea, donde se planteaba un objetivo
de 5.75% para 2010. De cualquier manera, ambos porcentajes estarían
muy por arriba del actual 2%.
Pero entonces, ¿por qué existe tanto interés en los biocombustibles?
Una razón es que muchos analistas consideran que la época de
precios bajos del petróleo, es ya cosa del pasado; lo que está ligado
con el deseo de querer garantizar una mayor seguridad energética. De
acuerdo con este enfoque, es mejor que un agricultor local “cultive” al
menos parte de los requerimientos de combustibles, en lugar de depender de
la oferta de Rusia, del Medio Oriente y de Venezuela, que no pueden considerarse
como exportadores confiables. Y, por supuesto, una razón más
son los propios agricultores. ¿Qué mejor manera de subsidiar
a este sector, pequeño pero de gran poder político?
¿Razones sólidas?
Los argumentos descritos en el párrafo anterior parecen ser razones
sólidas para justificar las políticas gubernamentales de apoyo
a la producción de biodiesel, sin embargo, la razón más
importante para impulsar los biocombustibles, de acuerdo con la Unión
Europea, combatir el calentamiento global.
Cuando se anunció el objetivo de alcanzar un porcentaje de 10% para
el año 2020, el presidente de la Comisión Europea, José Barroso
presumió: “podemos decir al resto del mundo que Europa está tomando
el liderazgo, que deben unirse a nosotros en el combate al cambio climático”.
No obstante, surge la pregunta ¿realmente los biocombustibles reducen
el calentamiento global?
Para responder esta pregunta crucial, recientemente, la CONSULTORA SRIC evaluó el
desempeño del biodiesel elaborado a partir de aceite de nabo – la
principal materia prima en Europa y en el mundo – comparado con el diesel
derivado de la refinación del petróleo crudo – y obtuvo
resultados que, si bien, podrían no ser políticamente correctos,
sí son valiosos para tener en cuenta.
En primer lugar se analizó el ciclo de vida de las emisiones de gas
invernadero del biodiesel derivado del aceite de nabo y del diesel derivado
de petróleo desde su procesote producción hasta su combustión
en el motor de un automóvil, cuidando que ambos productos tuvieran las
características con las que normalmente son obtenidos en Europa.
En el caso de las emisiones del biodiesel del aceite de nabo, su ciclo de
vida empieza en el campo, luego la semilla se procesa para obtener aceite y éste
es convertido químicamente en biodiesel, que posteriormente se usa como
fuente de combustión en un motor. El ciclo de vida del diesel derivado
del petróleo empieza en el pozo petrolero, de donde se obtiene el petróleo
crudo, se refina y posteriormente sirve para la combustión de los motores.
Así, se utilizaron datos de emisiones de gas invernadero para cada
una de estas etapas de producción, obtenidas de diversas fuentes públicas,
incluidos los modelos de SRIC sobre procesamiento y síntesis del biodiesel.
Los resultados de los análisis revelan que alrededor de dos terceras
partes de las emisiones de gas invernadero del biodiesel derivado de aceite
de nabo ocurre durante el desarrollo del cultivo de la semilla de nabo, ya
que la tierra agrícola produce N2O (óxido
nitroso) que es de 200 a 300 veces tan poderoso en su potencial para generar
calentamiento global como el propio CO2 (dióxido de carbono).
Debido a que las emisiones del óxido nitroso (N2O, conocido también
como gas de la risa) son un tema relevante para la investigación y cruciales
para las conclusiones del estudio de SRIC; se han tenido en cuenta los siguientes
cuatro factores de sensibilidad, que comentamos ahora, antes de seguir con
los resultados de la comparación de las emisiones de gas invernadero
de los ciclos de vida del biodiesel y del diesel:
1.- Rendimiento de la semilla del nabo.- se empleó una
cifra con fuente en la LAC Food Database, publicada por el Ministerio de Alimentos,
Agricultura y Pesca de Dinamarca – cifra que es ligeramente menor al
rendimiento que se da en Alemania, país que tiene los rendimientos en
nabo más altos de la Unión Europea. Gracias a las mejoras en
los métodos de cultivo, los rendimientos se han duplicado en los últimos
treinta años. Al mismo tiempo, estas mejoras requieren de mayor fertilizante.
2.- Cantidad del nitrógeno
del fertilizante utilizado.- La
cifra que se empleó, tomada de la LCA Food Database, cuadra con las
estimaciones realizadas para cultivos en rotación por el Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas
en inglés).
3.- Emisiones de N2O.- Estas emisiones son críticas
y están sujetas a debate, entre otros, por el Consejo Europeo para la
Investigación y Desarrollo Automotriz, la Comisión Europea y
el IPCC. La cifra empleada para los análisis corresponde
a una estimación realizada recientemente por un grupo de investigadores
británicos que considera el efecto de los suelos así como si
los campos están sembrados u ociosos.
4.- Agricultura orgánica.- Las emisiones de N2O son
significativamente menores en los cultivos orgánicos que utilizan menos
fertilizantes, pero igualmente bajos son los rendimientos de la semilla de
nabo.
Como se dijo en párrafos anteriores alrededor de dos terceras partes
de la s emisiones de gas invernadero del biodiesel derivado de aceite de nabo
ocurren durante el desarrollo del cultivo de la semilla de nabo. La producción
de fertilizantes y el labrado también generan importantes emisiones
de carbono, mientras que el resto del ciclo, incluyendo la generación
de electricidad, representa sólo el 15% del equivalente en CO2 (CO2e).
En contraste, el diesel derivado del petróleo emite alrededor del 85%
de sus emisiones de gas invernadero en su etapa final de uso, es decir, cuando
se quema en el proceso de combustión del motor.
Con base en los resultados de estos análisis, se concluye que el biodiesel
derivado del petróleo contribuye prácticamente de igual manera
en su impacto sobre el calentamiento global, en términos de cada unidad
de energía generada. Si la semilla de nabo se cultiva en tierras de
uso exclusivo para la agricultura, esta contribución es entonces la
misma, ya que el biodiesel de nabo genera casi la misma cantidad de CO2e por
kilómetro recorrido. Sin embargo, si la semilla de nabo se cultiva en
tierras que no hubieran estado utilizadas antes, estas tierras emitirán
una importante cantidad de óxido nitroso estando sembradas u ociosas.
En este caso, el biodiesel de nabo gana, al emitir cerca 25% menos CO2e por
kilómetro recorrido.
Una comparación útil
Ahora bien, un análisis comparativo que resulta de mayor utilidad tiene
que ver con comparar las emisiones de gas invernadero con respecto al uso de
la tierra, ya sea para cultivar semilla de nabo ó árboles. Si
el diesel derivado del petróleo fuera sustituido por biodiesel, las
tierras agrícolas quedarían liberadas para sembrar cualquier
cultivo, incluyendo un bosque que funcionaría como un receptor del dióxido
de carbono.
¿Cómo modificaría esto el balance de los gases invernadero?
Para responder esta pregunta se utilizaron cifras de la reconocida base de
datos ECOINVENT, para la producción de madera. Si se capturan estos
datos en el modelo, se obtiene un ganador indiscutible, el diesel derivado
del petróleo, por un factor de casi 2 a 1.
Por tanto, para minimizar las emisiones de gas invernadero, las tierras agrícolas
reservadas deben utilizarse como bosques y como para producir nabo para biodiesel.
Y para responder la pregunta de si el biodiesel es mejor que el diesel derivado
del petróleo, en lo que hace a prevenir el calentamiento global, la
respuesta es no. El beneficio que se obtiene de sustituir los combustibles
fósiles por biodiesel no es significativo en lo que respecta a prevenir
el calentamiento global.
Una visión más amplia
Antes de que los legisladores se apresuren a descartar a todos los biocombustibles,
sería recomendable que consideraran un enfoque más amplio. Además
del estudio sobre el calentamiento global, también se compararon los dos
combustibles en términos de una serie de impactos ambientales – desde
toxicidad biológica hasta el deterioro de la capa de ozono y la acidificación.
Para hacerlo así, se ponderaron las emisiones completas de cada sistema,
no sólo los gases invernadero, utilizando un método de evaluación
de impactos, comúnmente aceptado. La respuesta es ambigua: el diesel de
petróleo saca ventaja en cinco categorías; mientras que el biodiesel
gana en otras cinco.
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