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Salud y nutrición


El número de células grasas permanece constante de la niñez a la vida adulta.

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Nov 24, 2008, 09:26

Además, una pérdida importante de peso, reduce la masa corporal pero no el número total de células que retienen grasa, reportó la revista Nature de mayo 2008.

 

El número de células grasas en nuestro organismo permanece constante durante toda la vida. Esta es la conclusión a la que llegó el equipo de investigadores de Kirsty L. Spalding en el Instituto Karolinska de Estocolmo. El descubrimiento sugiere que el aumento de peso es un proceso fundamentalmente diferente en niños y en adultos.

 

Los adultos que ganan o pierden peso pueden no presentar cambios en el tamaño de las células grasas, también conocidas como ‘adipocitos’, que constituyen depósitos de grasa en el cuerpo. Por otro lado, los niños, pueden incrementar la cantidad de grasa a partir de un incremento del número de este tipo de células que van acumulándose en el cuerpo y que, durante la edad adulta, ya no se eliminarán.

 

Esto significa que las personas que ganan peso y aumentan el número de células grasas durante la niñez, pueden encontrar mayores dificultades para perder peso en años posteriores; en comparación con las personas que aumentan de peso durante la vida adulta, afirmó la Spalding.

 

Las células grasas en números

 

Spalding y su equipo analizaron las biopsias de tejido graso que obtuvieron de 687 personas, mitad delgadas y mitad obesos, y registraron el número y tamaño de las células grasas, así como la edad, sexo y el índice de masa corporal de cada uno de los sujetos estudiados. En combinación con datos similares obtenidos de un estudio previo realizado con niños, mostraron que el número promedio de células grasas aparece más o menos hasta los 20 años, y desde entonces permanece relativamente constante, y está íntimamente relacionado con el índice de masa corporal.

 

Los investigadores también tomaron datos de las medidas de 20 personas obesas y con un ‘estómago muy abultado’, pero que habían sido sometidas a cirugía para reducir su peso, tamaño y consumo de alimentos. Cuando, después de dos años, Spalding y su equipo volvieron a registrar las medidas corporales de estos mismos voluntarios, encontraron que el número de células grasas no había disminuido, y calcularon que los sujetos todavía tenían más de 80 millones de células grasas en su organismo. Este número permaneció inalterable aún cuando habían perdido más del 18% de su peso inicial al tratamiento. Cada individuo perdió volumen de células grasas, más no el número, reportó el informe de Spalding.

 

No obstante, Spalding y su equipo encontraron que las células grasas mueren y se reemplazan constantemente. Determinaron este proceso a partir de un estudio de extracto de grasa durante procedimiento de liposucción en 35 personas que habían vivido durante el período comprendido entre los años 50 y 60, cuando la atmósfera tenía una cantidad mayor de radioactividad, producida por los efectos de la guerra y la bomba atómica. El aumento en la disponibilidad de alimentos y un mayor consumo por persona durante este período, fue causa de un aumento en los niveles de isótopos de carbono-14. Pocas células grasas mostraron una dosis muy alta de carbono-14 que lo que podría esperarse si estas células nunca se hubieran reemplazado, reportó el equipo de Spalding. Este descubrimiento indica que las células también cambian de acuerdo con el período histórico y la región en donde viven los individuos.

 

En búsqueda de remedios

 

Si los biólogos especializados en el estudio de las células trabajan exactamente en el tema que les permita explicar cuáles son las condiciones que intervienen en la regulación del reemplazo de células, será posible elaborar medicamentos que interfieran en este proceso, y potencialmente ayudar a las personas a mantener su peso en el caso de que hayan hecho enormes esfuerzos y sacrificios para perderlo. Spalding afirmó que este tratamiento puede ser mejor que la cirugía gástrica. “Debemos ser muy cautelosos antes de aplicar estos remedios” –advirtió- “Podría ser muy peligroso someter a las personas al consumo de estos medicamentos; aunque, sean demasiado obesos”, añadió Spalding. Al reducir el número de células grasas mientras las personas todavía un gran volumen de grasa puede ser causa de una descompensación metabólica muy seria y también inducir padecimientos como la diabetes. “No creo que perder peso sea una tarea tan fácil como ‘ingerir una píldora’, y el problema ya se resolvió”, añadió Spalding.

 

Quizá lo más importante -añadió Spalding- sea la confirmación de que las células grasas pueden proliferar en la niñez, más no en la edad adulta. Los factores asociados a este proceso son genéticos y dietéticos, afirmó. Entonces, además de que la obesidad está atacando a familias enteras, la eliminación de células grasas durante la adolescencia y juventud puede ayudar a establecer un número adecuado y saludable de células grasas que permanecerán durante toda la vida. “El mejor mensaje para las personas y las familias con niños es que asegurar que llevan una vida y dieta saludables”, afirmó Spalding.

 

Fuente: Michael Hopkin: “Spalding, K. L., y colaboradores”. Nature advanced online publication, doi: 10.1038/nature06902 (2008).

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