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El pronóstico del clima
 

Economía


La agricultura es el principal motor de la economía mundial.

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Nov 14, 2008, 07:39

El cambio climático, los energéticos y los alimentos fueron tres de los principales temas que se discutieron en la cumbre mundial convocada por la FAO en junio de este año en Roma. Tres problemas interrelacionados y de alcance mundial puestos sobre la mesa del debate y la búsqueda de respuestas. Muchas fueron las propuestas y sugerencias centradas fundamentalmente en el cuidado de los ecosistemas agrícolas, que en México bien puede ser con el cultivo de oleaginosas por sus ventajas para conservar y restaurar tierras dañadas, porque tiene una enorme gama de aplicaciones, y contribuye a tener más y mejores alimentos, a mejorar la salud y el bienestar social de la población.

 

México, al igual que el resto del mundo, en los últimos años ha experimentado considerables alzas en el precio de los alimentos que, fundamentalmente responden al aumento de la población y de la urbanización, a la pérdida de áreas naturales y biodiversidad y al uso de una mayor extensión de tierra para cultivos no-alimenticios; al tiempo que ha disminuido la mano de obra agrícola en paralelo con la productividad de la tierra y hay serios problemas de erosión, desertificación y escasez de agua.

 

Entre las ventajas que tiene el cultivo de oleaginosas, destaca la necesidad de satisfacer la creciente demanda y disminuir la dependencia del extranjero no sólo de semillas sino también de productos terminados que encarecen los alimentos. Se ha comprobado que la siembra de oleaginosas o gramíneas es una técnica que se utiliza para restaurar suelos dañados y el agricultor cuenta con cultivos de valor agregado por su productividad por hectárea, ahorro de agua y posibilidad de rotación con la milpa tradicional: maíz-fríjol-calabaza. Además, en los valles centrales del país, el agricultor de oleaginosas puede tener ingresos adicionales con la combinación canola-miel.

 

Pero todo esto no es suficiente. Es tiempo de actuar y de cambiar el modo de ver la agricultura y el entorno natural. Algunas organizaciones de investigación científica han estudiado el fenómeno de la producción agrícola en el mundo, el principal motor que mueve la economía mundial, y han sugerido cambios importantes que deberán implementarse en todas las regiones; especialmente en aquellas, como en México que tienen problemas de deterioro y contaminación de suelo y agua; además, de un creciente proceso de deforestación y sobre-explotación de recursos. ¿Qué esperamos entonces?

 

Es necesario que todos los mexicanos tengamos muy en claro lo que es un ecosistema agrícola, qué es la biodiversidad, por qué es fundamental proteger los ecosistemas agrícolas llevando a cabo actividades sustentables que garanticen la continuidad para el bien futuro del país. Es necesario adoptar nuevas medidas y realizar cambios que garanticen la alimentación para todos. He aquí las recomendaciones a seguir por World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), International Union for Conservation of Nature (IUCN) y la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES) de México.

 

Cuatro son las estrategias a seguir:

 

1. Protección de la biodiversidad y de los servicios del ecosistema a partir de prácticas agrícolas sustentables.

2. Adaptación a los cambios climáticos presentes y a futuro con mitigación, mantenimiento y adopción de nuevas estrategias para conservar el carbono que contienen los suelos.

3. Conservación del agua con un uso y buena administración de todos los acuíferos y,

4. Buen manejo de la tierra, del suelo y de los nutrientes.

 

Estrategias que deberán calcular el aumento en la demanda de biocombustibles y la demanda de cultivos para otras aplicaciones no comestibles. Es también indispensable llevar a cabo una política energética más adecuada y definir con mayor precisión las normas de regulación y legislación para la producción de alimentos. Para ello, es necesario incrementar los estándares de calidad y los incentivos para que los agricultores puedan mantener intactas las reservas ecológicas naturales y puedan mantener los ecosistemas agrícolas con prácticas agrícolas sustentables y puedan cuidar el agua, el suelo y la biodiversidad.

 

Los pilares de la sustentabilidad agrícola

 

 

Es evidente que no existen soluciones para la administración agrícola que sean únicas y universalmente aplicables. Esta situación se debe a que las diferentes prácticas agrícolas dependen de variables específicas propias de cada región como clima, ecología, geografía, demografía, disponibilidad de recursos y normatividad. No obstante, los principios básicos de sustentabilidad pueden llevarse a cabo en diferentes sistemas de administración agrícola.

 

Ecosistema agrícola: Es la siembra de la tierra de plantas, previamente seleccionadas, por las ventajas que ofrecen. Actividad que incluye la cosecha de productos agrícolas, la ganadería, silvicultura, acuacultura y uso de pastizales.

 

1. El ecosistema, la biodiversidad y los servicios del ecosistema

 

En principio, es indispensable proteger los recursos naturales y conocer cuáles son los beneficios que un ecosistema proporciona; entre los que destacan lo siguientes.

 

La productividad del ecosistema agrícola depende de numerosas especies; en especial de micro-organismos del suelo, polinizadores, predadores o plagas agrícolas, así como de la diversidad genética de los cultivos y de la ganadería.

 

Cada ecosistema agrícola es importante hábitat para muchas especies vegetales y animales silvestres que habitan cerca de las zonas agrícolas, en las reservas acuíferas y otros hábitat naturales, los cuales juegan un papel fundamental para el equilibrio ecológico, reservas genéticas, la seguridad alimentaria y de otros muchos recursos.

 

Los servicios del ecosistema natural; en especial, de las reservas de agua limpia, regulación de carbono, ciclos de nutrientes o mantenimiento de suelos son igualmente importantes para la sutentabilidad de los ecosistemas agrícolas.

 

 

Dos ejemplos del manejo de sistemas agrícolas centrados en la sustentabilidad:

 

Administración integrada de cultivos. Es un sistema que tiende a equilibrar las dimensiones económicas, sociales y del medio ambiente con la actividad agrícola. Sostiene la estructura de buenas prácticas agrícolas que comprenden una enorme diversidad de medidas como el manejo del suelo y sus nutrientes, la elección de los cultivos más adecuados, así como la protección, el enriquecimiento de la biodiversidad, el manejo eficiente del agua, la energía y el entorno natural.

 

Agricultura de conservación. Es el sistema agrícola que utiliza un mínimo de labranza tendiente a mejorar la composición de la tierra. Esta estrategia reduce la erosión del suelo, ahorra agua y retiene carbono y nutrientes. El incremento de la materia orgánica bajo este tipo de administración agrícola es muy adecuado para incrementar la cantidad de organismos que habitan en la tierra y pequeños mamíferos que habitan en ese entorno.

 

Los productores agrícolas tienden a lograr una mayor productividad por hectárea en mejor superficie de tierra laborable, así como al establecimiento o mantenimiento de hábitats silvestres y tierras con diversidad ecológica que protegen los campos agrícolas.

 

La experiencia ha demostrado que los sistemas agrícolas bien administrados con protección al medio ambiente son para los agricultores actividades de inversión y capitalización.

 

2. El ecosistema y el clima

 

El clima (precipitación, temperatura y viento) es factor crucial y determina cuáles cultivos pueden crecer en un ecosistema agrícola. El cambio climático puede ser positivo o negativo para la agricultura de una región; por lo que ante estas eventualidades, es necesario anticipar las consecuencias y tratar de adaptar lo más rápidamente los cultivos a los efectos del cambio climático y mejorar las prácticas de producción a fin de mitigar la “huella de carbono” en el sistema de producción de alimentos.

 

El cambio climático puede afectar la agricultura en forma directa, influyendo en el tipo de cultivos que pueden crecer o con impactos indirectos porque afecta la biodiversidad y los servicios del ecosistema; por ejemplo, incremento e invasión de especies vegetales.

 

La agricultura es responsable del calentamiento climático ya que emite el 14% del total de gases de efecto invernadero, que incluye el uso de abono orgánico y fertilizantes, emisión del ganado de gas metano, cultivo de arroz en tierras inundadas, quema de pastizales y residuos agrícolas.

 

Es posible aminorar el cambio climático debido a prácticas agrícolas, siempre y cuando se eviten algunas prácticas.

 

La conversión de bosques, pastizales y otras reservas naturales en tierras agrícolas provocará un aumento en las emisiones de bióxido de carbono; no obstante, es indispensable tomar medidas adecuadas para proteger la cantidad de carbono que contiene la tierra, un recurso indispensable para la conservación de la vida.

 

La mitigación de las emisiones de gases invernadero puede llevarse a cabo con diversas prácticas como la administración de cultivos integrados y con la agricultura de conservación con un mínimo de labranza.

 

La adopción de nuevas estrategias es crucial en la agricultura a fin de ajustar las nuevas condiciones del medio ambiente; en especial para afrontar temperaturas altas, períodos de sequía y otros eventos climáticos extremos.

 

 

3. El ecosistema agrícola y el agua

 

La agricultura utiliza, especialmente en cultivos de irrigación, el 70% del total global del “agua azul” contenida en los diferentes depósitos acuíferos naturales o artificiales.

 

En los países en desarrollo, entre el 80-90% del agua fresca se utiliza en la agricultura. Sin embargo, el uso industrial y doméstico es una competencia que está aumentando a mayor velocidad que el uso del agua en agricultura.

 

 

Únicamente el 17% de los cultivos utilizan riego, pero la tierra irrigada proporciona el 30-40% de la producción mundial de alimentos.

 

Más del 60% del área mundial irrigada se encuentra en Asia y la mayor cantidad se destina a la producción de arroz.

 

Cerca del 60% de toda la lluvia es “agua verde”; es decir, agua que nunca alcanza un río o un acuífero pero humidifica el suelo y proporciona humedad al ambiente, antes de que se evapore del suelo o por el proceso de transpiración de las plantas.

 

En forma adicional, el cambio climático; es decir, temperaturas más altas, incrementan la evaporación del agua, a la vez que disminuyen los niveles de humedad de las capas de la tierra más profundas.

 

El cuidado, buen uso y administración del agua y sus efluentes son indispensables. Por ejemplo, con irrigación por goteo, uso de agua enfocada hacia los cultivos con mayor precisión y en la cantidad adecuada, mejoras a la agricultura de temporal, mejoras a la agricultura de conservación, siembra de cultivos que requieran menor cantidad de agua.

 

Dos sistemas agrícolas apropiados para mejorar el rendimiento del agua:

 

La agricultura de temporal: Tiene un gran potencial tanto para el presente como para el futuro para satisfacer la demanda a partir del incremento en la productividad, siempre y cuando se proporcione una adecuada administración del agua.

 

Rotación de cultivos: Permite el mantenimiento de las capas vegetales y la conservación de los suelos con cultivos de rotación anual o por ciclo agrícola. Es una buena alternativa para maximizar la disponibilidad de agua, al tiempo que se mejora la productividad de los cultivos con la integración de sistemas agroecológicos.

 

4. Los ecosistemas agrícolas, la tierra, el suelo y los nutrientes

 

La tierra, el suelo y los nutrientes son elementos básicos para mantener un ecosistema agrícola saludable; a menudo relacionados con la administración de las prácticas agrícolas. Por ejemplo, la salud de un ecosistema agrícola depende de la manera como se esté usando la tierra, de la calidad del suelo, las prácticas de conservación y la pérdida de nutrientes.

 

Cada año, la degradación de la tierra por erosión y desertificación provoca pérdidas importantes en la producción agrícola, daños muchas veces irreversibles y que es necesario evitar a toda costa. Existen muchas maneras de controlar la erosión; por ejemplo, con la instalación de barreras físicas y vegetales, con varios tipos de terrazas pasivas y activas que tengan cierta inclinación y con buenas prácticas de cultivo, ahorro de agua y administración de los suelos.

 

Cualquier nutriente (nitrógeno, fósforo y potasio, fundamentalmente) que no sean absorbidos directamente por los cultivos puede ser pérdida para el medio ambiente. Por ello, una buena administración agrícola incluye la maximización del reciclaje de nutrientes de los terrenos agrícolas y la producción pecuaria, acuícola y forestal; aplicación afectiva y controlada de nutrientes, siembra de plantas que absorban los nutrientes de manera más eficiente, y colocación de barreras físicas o vegetales para evitar pérdida de nutrientes.

 

Cambios y tendencias

 

Los principales cambios en la agricultura, actualmente en pleno debate son los siguientes. la biotecnología, los biocombustibles, el uso de estándares de certificación, los subsidios a la agricultura en países desarrollados y la necesidad de incrementar los incentivos y apoyos para los agricultores de países en vías de desarrollo. A continuación, describimos someramente los estándares de certificación agrícola y los incentivos para los agricultores.

 

Estándares de certificación agrícola

 

Es uno de los mecanismos del mercado más difundidos a favor del medio ambiente con el uso del ecoetiquetado y de los esquemas de certificación que tienen como objetivo distinguir productos y servicios en beneficio de la sociedad y el medio ambiente; por ejemplo:

 

Uso de diferentes estándares de certificación para calificar las prácticas agrícolas. Por ejemplo: “Amigable con las aves y los pájaros”. “Conservación del medio ambiente”, “Sustentable”, “Orgánico”; entre otros. Gran parte de esta información se centra únicamente en un aspecto de la producción, como puede ser la conservación de la biodiversidad o en la reducción de gases invernadero. No obstante, en un futuro próximo se espera sean diseñadas estrategias más prácticas que, apoyados por el consumidor, puedan ser los pilares de la sustentabilidad.

 

Los mecanismos del mercado, como los esquemas de certificación, tendientes a satisfacer necesidades más específicas, pueden ser diseñados por profesionales, agricultores, funcionarios del gobierno y otros grupos de personas. La certificación a nivel de paisaje total puede desarrollarse para medir la viabilidad ecológica y que permita incorporar a un gran número de agricultores.

 

 

Incentivos para los agricultores

 

Las actividades de protección al medio ambiente implican costos adicionales para el agricultor y beneficios para toda la sociedad. Con objeto de proteger a los agricultores y que realmente lleven a cabo prácticas sustentables, es necesario se les otorguen compensaciones que cubra cualquier costo adicional que tengan que hacer, ya sea para el mantenimiento del ecosistema o hasta para mejorar su nivel de vida. Estos apoyos pueden ser los siguientes:

 

- Para conservar y enriquecer el suelo y proteger los recursos acuáticos.

- Como apoyo para el diseño y aplicación de prácticas apropiadas a la región y tipo de cultivo.

- Recursos económicos o técnicos para una evaluación constante que refleje la situación local o específica de cada región.

- Para incrementar el valor comercial a partir del aumento en la calidad de los productos agrícolas, el rendimiento, etc.

- Los apoyos para seguro y derechos de tenencia de la tierra.

 

Hacia el mejoramiento de la eficiencia agrícola

 

Cuatro son los caminos a seguir para producir mayores cosechas:

 

1. Cultivar en mayor superficie de tierra.

2. Aumentar la productividad de la tierra que ya se está trabajando.

3. Tomar medidas para restaurar la capacidad productiva de la tierra o mejorar las tierras agrícolas degradadas y las reservas de agua; y/o

4. Reducir los desperdicios y pérdidas durante el proceso de producción.

 

En la práctica, no es factible contar con una posible expansión de las tierras agrícolas sin invadir los ecosistemas naturales y someter a mayor presión la biodiversidad. De igual forma, las tierras arables adicionales tienen un límite y no siempre están disponibles sin tener que hacer inversiones muy significativas en infraestructura.

 

*World Business Council for Sustaninble Development and International Union for Conservation of Nature. Agricultural Ecosystems: Facts and Trends. Suiza, 2008.

 

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