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De cara al 2008: La industria Aceitera Mexicana continúa adaptándose al nuevo dinamismo del mercado

Por Lic. Enrique García Gámez
Abr 1, 2008, 17:53

El año 2007 dejó clara la elección una vez más para las empresas mexicanas: la única constante es el cambio.

Empezamos y terminamos 2007 desarrollando nuestra actividad –la producción de aceites y grasas comestibles para la alimentación y de pastas oleaginosas para la alimentación animal- en un entorno muy distinto del tradicional, en un contexto de mercado con nuevas variables de alto y directo impacto sobre el balance de oferta y demanda de materias primas agrícolas y de productos agroindustriales.

Hoy por hoy, cuando existe un importante debate sobre los beneficios de los biocombustibles para el medio ambiente, su producción es impulsada decididamente por los gobiernos en diversas naciones y regiones del mundo, particularmente en la Unión Europea, en Estados Unidos, en Brasil, en Argentina, en Malasia. La creciente capacidad para producir biocombustibles –biodiesel y etanol- ha creado una nueva demanda, adicional para la agricultura mundial que hace pensar a muchos que podríamos enfrentar una crisis alimentaria mundial si no se modifican las políticas gubernamentales que respaldan esta gran expansión de la industria de biocombustibles. Así esta nueva competencia por las materias primas agrícolas se agrega a otra serie de factores a los que ha tenido que irse adaptando el sector aceitero de México y el mundo. Destacan entre estas variables tradicionales, aquellas relacionadas con factores de nutrición y de salud, que han tomado particular relevancia para los consumidores en los últimos años.

¿Y qué estamos haciendo como sector agroindustrial? En principio, concretando proyectos con el gobierno mexicano para fomentar la siembras de oleaginosas en el país, con el objetivo de contar con materias primas de calidad. Desde luego, el camino es arduo pero se empiezan a dar los primeros pasos con éxito dentro del Programa Nacional para la Producción de Oleaginosas 2007-2012, una estrategia integral, formal y de participación a lo largo de la cadena productiva de oleaginosas.

Por otro lado, las empresas aceiteras mexicanas consolidan su compromiso con la calidad mediante una serie de programas de certificación de calidad, la elaboración de nuevas normas mexicanas que fijan altos estándares para los procesos de producción y para los productos grasos que fabricamos.

Desde luego, la capacitación es fundamental para nuestros técnicos, por lo que en conjunto con agrupaciones afines nos hemos dado a la tarea de organizar eventos que tienen como objetivo compartir con los expertos los adelantos tecnológicos, de procesos, de supervisión que tienen como denominador común la búsqueda de un proceso productivo de excelencia.

Finalmente, es tarea de las empresas aceiteras generar información veraz y oportuna para el consumidor, sobre la importancia de distinguir entre los diferentes tipos de grasas y aceites que existen, destacando los beneficios de los aceites de origen vegetal y la importancia que tienen para la dieta del ser humano.

En resumen, consideramos que entendiendo el nuevo y mayor dinamismo de las variables que impactan a la oferta de materias primas agrícolas y acatando las nuevas exigencias de la demanda, tanto de lo0s consumidores de aceites y grasas que se incorporan en otros alimentos como de los consumidores finales, las amas de casa, y los productores de alimentos balanceados para el sector pecuario es el único camino para que las empresas aceiteras mexicanas desempeñen con éxito su actividad industrial.

Y desde luego, lo importante es que cada reto representa al mismo tiempo una oportunidad.

LIC. ENRIQUE GARCÍA GÁMEZ
Presidente

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